Concepcion López Machorro, mi abuela, nace el 7 de diciembre de 1942 en la Ciudad de México. Vivía con sus padres, la Sra. Ofelia Machorro Matamoros y el Sr. Trinidad López Morelos, y ocho hermanos; ella es la mayor de sus hermanos y hermanas. A los 3 años, sus padres se fueron a vivir a Huamantla, Tlaxcala, donde comienza sus estudios de primaria a los 8 años de edad. A los 13 regresa a la Ciudad de México para trabajar y seguir estudiando. Ahí termina su preparación educativa hasta primer grado de preparatoria.
Cuando estudiaba la secundaria nocturna a la edad de 18 años ya trabajaba en la Comisión Nacional Bancaria (CNB). En la secundaria conoce a Enrique Ugalde Martínez, con quien se casa alegremente en 1966. Tiene dos hijos, Enrique (mi tío) y Rocío (mi mamá).
A partir de 1967 comienza a practicar bádminton, un deporte de raqueta que se juega con un gallo hecho de plástico o de plumas. "Actualmente este deporte lo practican deportistas de alto nivel con gallos de pluma marca Yonex. Es un juego muy divertido donde se desarrolla la estrategia, agilidad e inteligencia para poder obtener un campeonato", menciona mi abuela; en este deporte ha obtenido varias medallas y trofeos.
En la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) trabaja durante 29 años, de ahí se jubila a los 47 años.
Algunas experiencia que ha te nido a lo largo de sus vida han sido sus viajes. En 1990 viaja a Nueva York, Estados Unidos; en 2006 visita Europa. Cabe destacar que dio un recorrido por España, Italia, Milán, Roma, Francia, Holanda, Suiza, Alemania, Austria, República Checa, y en todos esos lugares quedó maravillada. Recientemente ha visitado Perú, Panamá, Aruba, Curasao, Cartagena de Indias, y conoce bastantes estados de la República Mexicana. En todos estos viajes ha ido con grupos de jubilados.
Algo que ella nunca olvidará es sus matrimonio, a sus hijos y nietos, y haber participado por muchos años en los juegos bancarios, pues en todas estas etapas de su vida ha tenido momentos inolvidables.
Actualmente se dedica a pasear, acude al Centro Deportivo Chapultepec, donde también practica yoga y natación además de bádminton, últimamente acude a la Universidad de la Tercera Edad donde toma muy entisismada clases de tanatología e inglés.
Por eso admiro a mi abuela, porque a pesar de sus 72 años todavía juega, claro, no como antes, pero es un deporte que ella ama y le apasiona; también me encanta sus habilidad para utilizar dispositivos electrónicos y redes sociales. Algo que caracteriza mucho a mi abuela es que es muy cariñosa, alocada, social, astuta e inteligente. Le gusta leer, jugar Rummik, hace manualidades, tejer y adora a los perros. No le gusta guisar; ella se describe como una persona jovial.
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